jueves, 23 de diciembre de 2010

5kg

Documental que revela lo perjudicial que puede ser llevar un estilo de vida, sedentario asociado a una mala alimentación.


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lunes, 20 de diciembre de 2010

En jaque

Nada que decir acerca de la forma en que Dios juega ajedrez con nosotros.


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jueves, 2 de diciembre de 2010

El bus

El bus como una gran pecera, una muy muy grande con olor a pollo y saliditas de emergencia que no funcionan, con choferes temerarios y refugiados políticos, con sillitas para dos y gente de pie. El pasaje: 275. Lluvia y un celular parlanchín reguetonero. Y yo: guionista del bus, eligiendo los personajes por tamaños, formas y sonrisas... algunos por olores, otros por sabor, ninguno por instinto.


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miércoles, 3 de noviembre de 2010

El hambre no se quita con un techo de zinc

Ver los dientecillos careados de Walter asomarse por la ventana fue el premio por madrugar un sábado y quedar sin aliento luego de subir el empinado camino que colinda con los predios del antiguo relleno sanitario Río Azul.

Los ojos de Carolina se empaparon al verme y mientras José, el mayor de sus hijos, me mostraba los resultados de sus últimos exámenes de la escuela, ella me ofrecía un vaso con agua robada del tanque del AyA que está en un alto del precario. Ellos no cuentan con agua potable o luz en su vivienda.

La comunidad no había cambiado mucho. Hasta el olor de las fritangas de la calle de la entrada era el mismo, salvo porque el aroma a yuca y pollo frito se confundía ese día con el de la basura que expedía el relleno.

El verde pasto que cubre hoy el basurero oculta la podredumbre a la vista pero no engaña a la nariz ni evita los malos olores.

Hoy, cinco meses después de la construcción de viviendas para algunas familias que viven en pobreza en Tirrases de Desamparados, su situación sólo dista de la de antes en que en ahora, en vez de tener un techo de estuco, cuentan con uno de zinc.

Las calles empolvadas se tornaron barro por los aguaceros torrenciales y el piso sucio de esa casa de madera de 18 metros cuadrados era el vivo reflejo de aquel temporal.

“Nos estamos muriendo de hambre”, dijo Carolina. Lo dijo sin pensar si la juzgaría por ser ella una estadística más, parte de ese 17% de costarricenses que viven en pobreza extrema con ingresos menores a un dólar diario.

“La vivienda ha sido de gran ayuda, pero no nos quitó el hambre”, agregó.

Según Carolina, desde que se dio el cierre técnico de Río Azul el trabajo de recoger basura en las calles para reciclarla que realiza don Walter, su esposo, se pone cada vez más duro.

Hoy, las personas tienen más conciencia social y las empresas cuentan con planes específicos de reciclaje por lo que ya nada se bota.

Los niños han estado muy enfermos, en especial Walter, a quien la gripe lo tumba en la cama cada vez que llega la época lluviosa. La situación económica de la familia es deprimente y Carolina no ha tenido dinero para llevar al niño al Ebais de Curridabat para que lo examine un doctor.

No obstante, Walter es uno de los primeros promedios de su clase.

Escuchar a Carolina hablar de su miseria y lo mal que la pasan ella y su familia hace que los avances en materia social que predican los noticieros parezcan cuentos de ficción.

Me despido de ella y de los niños y bajo de nuevo por ese empinado camino que da al relleno. Tomo un bus a San José y vuelvo al cuento de hadas, porque la realidad quedó atrás, en Tirrases, donde probablemente haya hoy 4 pancitas vacías y hambrientas anhelando algo más que un techo de zinc.


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Sofía


Por casualidad, he descubierto que varias de las personas más importantes en mi vida se llaman Sofía.

Sofía: la sabiduría conmigo.

martes, 28 de septiembre de 2010

domingo, 26 de septiembre de 2010

Más de 48 costarricenses viven hacinados


Hasta el 2008 unos 48 mil costarricenses vivían en condiciones de hacinamiento.
Para el Ministerio de Planificación Nacional y Política Económica, en una vivienda hay hacinamiento si hay más de tres personas duermen en un mismo cuarto.
Hasta hace 2 años, el número de personas que dormían en un mismo cuarto superaba el recomendado por los organismos ligados al sector vivienda del país.
La Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples del 2008, determinó que las personas que viven en hacinamiento en la zona urbana superaban los 21 mil.
La Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples es una encuesta que realiza el INEC todos los años para informarse acerca de la situación socioeconómica y laboral de las personas y sus hogares.
Según el Ministerio de Vivienda y Asentamientos Humanos, una vivienda de interés social para una familia de cinco integrantes, no puede medir menos de 42 metros cuadrados.
La arquitecta y coordinadora de proyectos del Programa de Investigación en Desarrollo Urbano Sostenible de la UCR, Karla Barrantes, afirma que toda casa, por pequeña que sea, debe tener ciertas áreas de convivencia específicas.
Según Karla Barrantes, cualquier vivienda debe contar, como mínimo, con un dormitorio, un baño, una sala, un comedor, una cocina y un patio de pilas que puede estar afuera.


200 personas por hectárea

En el 2004, en el Gran Área Metropolitana de Costa Rica, vivían aproximadamente 200 personas por hectárea.
Fue la primera vez que el porcentaje de hogares pobres urbanos superó al de los rurales.
Según el undécimo informe del Estado de la Nación, en el 2004 los precarios en el GAM se duplicaron porque los proyectos de vivienda para los más pobres habían atraído nuevos asentamientos precarios en sus cercanías.
Las razones por las que las familias se desplazan al área urbana son innumerables. Entre ellas están la falta de servicios básicos, especialmente de albergue.
El Gerente de Desarrollo Comunitario de Hábitat para la Humanidad, Eric Solera, considera que el hacinamiento en el medio urbano posee además serias implicaciones para la salud, tanto física como integral, de los individuos.


Vivir en menos de 18 metros cuadrados

Una vivienda con un dormitorio, un baño, una sala, un comedor, una cocina y un patio de pilas es el sueño de muchas familias costarricenses que viven en condiciones de pobreza extrema en los precarios del país.
Aunque existen organizaciones que luchan por mejorar las condiciones de vida de los costarricenses menos privilegiados, muchas veces deben quedarse de brazos cruzados.
Ese es el caso de Un Techo para mi País, una fundación que trata de erradicar la pobreza extrema a través planes de habilitación social y la construcción de viviendas de emergencia que miden 18 metros cuadrados.
Mariana Murillo, voluntaria de Un Techo para mi País, afirma que no han podido construir viviendas en algunas comunidades debido al hacinamiento.
Según Mariana Murillo, ha sido imposible intervenir en algunas comunidades, por ejemplo el Triángulo de la Solidaridad en Tibás, porque las dimensiones de los terrenos son menores que los de la vivienda.
Murillo afirma que en El Triangulo de la Solidaridad también están en riesgo ante un desastre natural pues el terreno es irregular y quebrado, con fuertes pendientes.


Un cambio en las políticas públicas

El undécimo informe del Estado de la Nación, indicó que las malas políticas públicas han contribuido a la discriminación social.
Según este informe del 2004, la falta de una política estatal coherente, planificada y comprometida es la principal razón por la cual, en menos de dos décadas los asentamientos de la Gran Área Metropolitana se duplicaron.
La encargada de comunicación corporativa de FUPROVI, Verónica Fonseca, asegura que el sector vivienda carece de una política integral y efectiva.
Verónica Fonseca afirma que uno de los principales factores que evitan la erradicación de precarios es que la distribución geográfica de los bonos no corresponde con la ubicación espacial de los asentamientos. Además los proyectos de vivienda que ofrece el gobierno a los pobres generalmente están fuera del GAM o en su periferia. Según Fonseca, la mayor parte de las familias que para el 2005 vivían en condición de precariedad se ubicaban en el Gran Área Metropolitana, sin embargo los bonos de vivienda se dan fuera de la GAM.
Eric Solera de Hábitat para la Humanidad, cree necesario que así como en Costa Rica hay áreas naturales protegidas también deben existir territorios de vivienda social protegidos por el estado.
Solera considera que las personas pobres también tienen derecho a la ciudad y al acceso a tierra urbanizada y cercana a servicios públicos.
Según Solera, se expropia a los pobres de terrenos en las ciudades para entregárselos a inmobiliarias millonarias que construyen urbanizaciones o condominios.
El informe Balance del Sector Vivienda, 15 años de ensayos y omisiones emitido por FUPROVI este año recomienda una política de vivienda integral, que relacione las necesidades de las personas que viven en pobreza con las soluciones que se les pueda brindar y así solucionar sus problemas habitacionales.
Para el asesor del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, Bernardo Kliksberg, sólo la política pública puede dejar una marca al activar el mercado interno, democratizar los créditos y brindar acceso a las nuevas tecnologías.
Kliksberg considera que, además de un buen reparto de la tierra, debe brindarse apoyo a las Pequeñas y Medianas Empresas pues son una gran posibilidad de crecimiento y trabajo.


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lunes, 20 de septiembre de 2010

Cómo no ansiar volver al mar


Cómo no ansiar volver al mar; cómo no si seguís ahí, esperándome en esa casita pequeña con cangrejos que crujen al cerrar las puertas, con ventanas de amaneceres de marzo y atardeceres de diciembre.

Nuestro techo, no de estuco, sí de estrellas, sí de lluvia, sí de cielo.

Cómo no ansiar volver al mar si te recuerdo, te recuerdo y nos recuerdo un mediodía de domingo pescando y asando lo pescado. Alimentándonos de esperanza, de lucha, de esfuerzo… de amor.


Cómo no ansiar volver al mar si están mis lágrimas, todas y cada una de ellas confundidas con la inmensidad de las aguas de nuestro patio trasero… todo un paraíso.


Cómo no ansiar volver al mar y recorrer en bicicleta esas calles polvorientas de un abril caluroso a pleno sol. Y aquel olor a leña que se impregna en los poros de la piel, en la ropa recién lavada y tendida, en nuestros sueños.

Cómo no ansiar volver al mar y escucharlo por las noches, y temer sus estruendos, y después tranquilizarme porque me das paz.

Cómo no ansiar volver al mar, y enterrarnos en la arena, y jugar a ser amantes… y jugar a ser pareja.

Cómo no ansiar al mar, y verte ahí, como si nada, como si hoy fuera cualquier día del verano del 2006.


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sábado, 18 de septiembre de 2010

Te amo

Te amo, por si solo, es el mejor de los poemas.

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Rojo


Vestido rojo,
un bolso rojo,
zapatos rojos
y un corazón.

Pendientes rojos,
los labios rojos,
y un suéter rojo…
casi marrón.

Y muy adentro,
chile picante,
Marte, su enojo
y una oración.

Un sofá rojo,
el alma en llamas,
una manzana
y vino dulzón.

La sangre emana,
todo es muy rojo
llegan la muerte
y el sin sabor.

Duele


Duele que haya mujeres viviendo en opresión pero duele, aun más, que existan mujeres opresoras de mujeres. Mujeres que, tras tirar la piedra y esconder el brazo, apalean y sepultan a sus hermanas que viven en la diaria lucha por la dignidad.

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jueves, 9 de septiembre de 2010

La niña del vestido color paraguas


Aún recuerdo, como si fuera ayer, aquel 8 de setiembre de cuando tenía 9 años. Yo estaba en tercer grado de la escuela.

Era normal que el día del niño, todos los menores, en vez de usar uniforme, asistieran a clases usando ropa particular. Las clases terminaban temprano y, al final del día, había una fiesta para el alumnado.

Aquel 8 de setiembre llegué a mi casa completamente mentalizada de que la ropa a usar al día siguiente sería, sin duda alguna, el uniforme escolar: mi familia afrontaba una dura situación económica y yo la verdad no le puse mucha mente.

Cuál fue mi sorpresa al despertar aquel 9 de setiembre y ver a mi madre, desvelada, parada justo frente a mí para darme un regalo el día del niño. Abrí el paquete y dentro encontré un hermoso vestido color naranja.

Orgullosa, me vestí de naranja y me fui a clases.

Recuerdo que un par de compañeras insoportables, Cassandra y María Jesús, se burlaron demasiado de mi vestido nuevo y lo criticaron hasta más no poder, pero a mí no me importó porque yo lo amaba.

De vuelta a casa, como es normal en setiembre, aquella tarde fecha 9 llovió. Mi madre me mandó a la pulpería a comprar no recuerdo qué y fue entonces cuando, al buscar el viejo paraguas naranja de mi padre lo comprendí todo: mi mamita, la misma que me besa todas las mañanas antes de salir de casa, se había pasado la noche entera descosiendo el viejo paraguas de mi padre para, luego, convertir aquella tela impermeable en un hermoso vestido.

El vestido color paraguas es el regalo material más bello que alguien me dio en todo lo que llevo de vida.

Ahora, cada 9 de setiembre, el recuerdo del vestido color paraguas me hace reflexionar acerca de lo maravillosa que puede resultar la vida si uno se lo propone… Ser feliz está tan cerca como el próximo aguacero, como el próximo paraguas.


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martes, 3 de agosto de 2010

Velar a un vivo

Velar a un vivo, rezarle los nueve días y dejarle vasos de agua con trapitos adentro.

Amar a un muerto y tolerar cada una de sus apariciones. Perdonarle que te jale las patas.

Abrazarse a la muerte y hacerle el amor. Darle besitos por la noche y oler el azufre que emana de sus axilas.

Tener en la sala una veladora siempre encendida por esa ánima que no, no andaba de parranda: estaba muerta.

Vestirse de luto un día o dos por respeto al muerto.

Seguir creyendo que esta vivo!... Darle el beneficio de la duda.

Pasársela en el purgatorio sin saber, a ciencia cierta, si se va al cielo o al infierno. Vaya indecisión.

Fumarse un cigarro con su ausencia, que va siendo casi lo mismo que fumárselo con su presencia.

Ignorar si el muerto mismo ignora su propia muerte o si su muerte es simple y llanamente neurológica.

Ignorar que es martes (buen día para morirse) y hacer como si fuera, digamos, jueves, y tomarse una cerveza con el panteonero y celebrar la vida del muerto.

Creer vivo al muerto. Si, creerlo vivo! Y esperar a que regrese de ese letargo, estilo Breuer, en que la muerte lo consume.

O hacerse valer y solo decir “que descanse en paz” (en este caso lo de la cerveza también aplica).


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Ser una mujer







Ser una mujer a las diez de la mañana, y a las once, y a las doce.

Ser una mujer compuesta por una pizca de sal, otra de azúcar, un rostro y lágrimas… y otra, y otra.

Ser una mujer cruzando la calle o caminado por la acera, distraída y por poco atropellada.

Ser una mujer en otro mundo.

Ser una mujer un martes o un viernes esperando que canten la lotería. Serlo un domingo.

Ser una mujer inyectada, inyectada los tres de cada mes, y luego el otro mes, y luego el mes siguiente: inyectada.

Ser una mujer crepuscular: que no es lúcida lúcida pero tampoco oscura, que es simplemente sombría.

Ser una mujer que murió y no se dio cuenta, que nació y no le dijeron, que vive sin saberlo o, quizá, lo ignora adrede.

Ser una mujer pre menstrual antes de la regla y post menstrual pocos días después.

Ser una mujer que llora por cosas ineludibles, sintiéndose mujer por todos lados: porque solo las mujeres lloran.

Ser una mujer soluble en agua, en ácido, en cerveza y en vino tinto pero, sobre todo, en almíbar: dulce.

Ser una mujer que cantaba, bailaba y recitaba. Ser una mujer que quiere cantar, quiere bailar y volver a recitar.

Ser una mujer amarillo-redondo… amarillo-redondo.

Ser una mujer insípida, que ama y le asusta y por eso prefiere, a veces, no amar. Pero lo intenta.

Ser una mujer que quiere salir a flote: mujer barco de papel, mujer boya de mar.

Ser una mujer que no sabe nadar y por eso se ahoga en llanto.

Ser una mujer bandera, escudo y hasta guerrilla.

Ser una mujer amada y odiada.

Ser una mujer de 1.57m, cabellos castaños y ojos verdes: nunca 90-60-90; más bien flacucha y escurrida por una infección en los intestinos, mareos, vómitos, diarrea, fiebre, dolor de cabeza y abdominal de hace una semana.

Ser una mujer sin sombrilla caminando bajo este aguacero y oyendo un tuuu-silencio-tuuu-silencio-tuuu-silencio-tuuu-silencio-tuuu-contestadora del otro lado.

Ser una mujer que ignora los puntos cardinales, sin rumbo y sin sentido. Sin norte.

Ser una mujer latido.

Ser una mujer que lo único que quería era volar.

Ser una mujer.


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Supe que era él

Supe que era él, el verdadero él, cuando lo olí. Cuando repasé con mi nariz cada espacio de su cuerpo desnudo, cada pliego de piel. Y sí: olía a hace un mes, a hace un día, a hace una vida... entonces supe que era él y que lo amaba.


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domingo, 25 de julio de 2010

Píntanos de colores


No me tengas lástima
No dudes
Preocúpate, pero no tanto, por mi

Empújame a la vida
Invítame a gritar
Bailamos?

Seamos nómadas
Seamos nosotros
Que no haya senda sin transitar

Que no se duerman las horas a nuestra espera
Llenémoslas de júbilo
Llenémoslas de nosotros

Que la vida espera
Nos espera
Esperanza

Despierta
Despiértate
Que la vida pasa y no pasa dos veces por la misma acera

Ten fe
Pero sobre todo, paciencia
Y salta conmigo al vacío

Ama
Amate
Y, después, ámame

Cuídame
Toma mi mano
Y pí
ntanos de colores


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viernes, 16 de julio de 2010

¿Qué es la vida señor Presidente?

¿Qué es la vida señor Presidente?
¿Qué es la vida señor Diputado?
¿Qué es la vida señor Indigente?
Dígame usted que esta aquí a mi lado.

Hay gente que osa decir “la vida no es más que…”, y agregan un adjetivo, miserable quizá, como si la vida tuviera un solo significado.

Pero cada tarde la vida sale sin permiso de la casa, camina hasta la venta de la esquina, compra pan dulce, regresa y prepara café. Por eso estamos todos despiertos.

A los que no toman café les sirve te y, a quien prefiere algo mas dulce, chocolate caliente.

Cree que asimilo la respiración?
La vida inflándome los pulmones.
La vida es un ratito dicen los cardiólogos.
La vida es solo un ciclo, dice Brian Weiss.

Para mi la vida es, señor Presidente, persona importante, europeo por antonomasia, un simple espejo que, siguiendo las leyes de la reflexión, refleja la mucha o POCA luz que hay del otro lado.

Aquí, señor presidente, nada es igual a nada.

Y esa nada no es simple, nunca lo fue, nunca lo es aunque la gente sonría para que parezca que si: Qué eran los días?... Se ha preguntado usted si amanece?

Aquí nada cambio; solo una millonésima de cosas.

Irse es muy fácil pero, y los que quedamos en la Tierra qué? A nosotros los gusanos no nos hacen el favor de comérsenos las vísceras.

Yo se, señor presidente, que Dios y la telepatía son muy grandes, pero de que manera puede una mano conjugar sin conocer? Cómo puede un escritor ser fidedigno a datos o hechos que desconoce?

Quien escribe juzga el saber, el vivir y el sentir de si mismo o del mundo que le rodea. Lo desconocido queda para después.

Mientras tanto, el que calla otorga y su mano firma un papel en blanco donde los demás pueden escribir cualquier cosa... De todos modos ya estaba firmado.

Todos somos páginas en el libro de otros, señor presidente, no de un solo otro sino de MUCHOS otros; pero también de uno solo a su razón y perspectiva del mundo. O mi Macondo debe, a fuerza, ser igual a su Macondo?

Y miserable, señor presidente, que palabra tan amarga, que sudor tan agrio. Miserable es como me hace sentir la catarsis de un lector que cree que él es un pobre usado por el artista cuando no se da cuenta que, al decodificar todas las palabras a su antojo, es el único autor de su desgracia.

Señor presidente, si uno no puedo ser uno misma con otro pues tendrá que serlo con sigo mismo.

Quisiera agregar, señor presidente, que esto no es un teatro. Nunca he visto colgado en la puerta de afuera un rotulo que diga: SE BUSCAN PERSONAJES. Por ende, señor presidente, si usted se cree uno, no es más que una sombra que, ante la necesidad de que lo vean actuar, se ha creado a sí mismo.

Ya para despedirme, ilustrísimo señor, quisiera agregar que cualquier semejanza de los hechos y personajes de este escrito con la realidad es pura coincidencia.

Saludos, señor Presidente.


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domingo, 11 de julio de 2010

Cansada



De odios y revoluciones

E injurias y venganzas

De guardar las apariencias

Y tener que ser la buena

De ese nudo en la garganta

De tener la boca seca

De dolor

De taparse la cara

De calumnias y ambición

De tener el corazón partido

De sexo, de amor

De amamantar y morir de hambre

De fingir que todo esta bien

De relajantes musculares

De luchar y pedir permiso

De no poder gritar

De llorar

De sonreir

De viajes y aventuras

De ataduras

De tus padres y los míos

De abrazos fríos y neblina

De venir

De ir

De sollozar en el asiento de atrás de un autobus

De cerrar puertas y ventanas

De intereses creados

De respeto e irrespeto

De zapatos de tacón

De zapatos bajos

De cuentas por pagar

De fútbol y mundiales

De tetas y cervezas

De ganas de matar

De malas pulgas

De presentirlo siempre todo

De saberlo siempre todo

De bambúes chinos

De la que te saco del abismo

De mentiras

De vos

Cansada...

.

.

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martes, 6 de julio de 2010

¿Para qué sirven las fotos?






Hoy estuve pensando, al ocaso, ¿para qué sirven las fotos?

¿Cómo guardar en una foto el olor del mar caribe o su fulgor en tu piel luego de un día soleado?

¿Para qué sirven las fotos?

¿Guarda una foto el sentimiento de una madre indígena que arrulla a su niño a eso de las siete de la noche en una isla sin luz?

¿Para qué sirven las fotos?

¿Podría acaso yo guardarte en una imagen?

Y ese sonido… ¿lo guardo en una foto?

Y el calor… ¿lo guardo en una foto?

Las fotos son, sin duda, ese recuerdo para los demás, mas no para uno. El verdadero recuerdo, el que no se borra, no se guarda en álbumes sino en esa tacita de café que tomaste en la casa de aquella señora humilde.

A ver, ¡retrata su humildad en una foto!

Siente el aire… ¡tómale una foto, te reto!

Y las fotos de sentimientos y de nudos en la garganta… ¿cómo tomarlas?

Vas de viaje y, eso si, no olvidas la cámara.

Vente vos en vez del retrato.

Vente vos en vez de todas las cosas sin nombre que hay en esas imágenes de alguna época en tu vida.

No me guardes en fotos, no, a mi no. Llévame en el alma, en las cosas pequeñas, solitarias y sombrías que guardas en tu alma.

Llévame, si, pero no en tus fotos.


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Vida


Un hombre tiene miedo porque soy madre en potencia. Tiene miedo de que no me asuste, algún día, ser madre y le da pavor el simple hecho de pensar que soy fuente de vida.


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Metrosexual

Como quien borra una foto en la cima del cielo sólo porque su cara tenía una mueca torcida que le hacía verse menos metrosexual que siempre.
.
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Fénix


“Rosi, vos sos un pájaro marcado por el fuego, como el Fénix, y no podés permitir de ninguna manera que venga alguien y encierre en una jaula todo el potencial que llevás por dentro”

Juan Quesada

sábado, 12 de junio de 2010

Circo melancólico y el libro de un psiquiatra


Y al final de la tarde uno siempre queda solo porque así tiene que ser.

Los corazones se van a la cama mientras uno lee un libro y no se da cuenta de que, por más que intente ser otro, siempre será solo uno.

Y cada uno de los rostros en la mente deja de ser, porque… digo, somos uno, ni modo que nos partiéramos como un mago a su ayudante.

Te lo advierto, este circo es así de melancólico. Pero tiene su tizne de benevolencia cuando le place: ríe, canta, llora, grita y hasta patalea si le hacen cosquillas. Yo que vos intentaba hacerle el amor.

Eso sí, hay que quitarse los zapatos antes de entrar, no vaya a ser que ensucies lo que ya había limpiado.

Al fin y al cabo, quien más que yo para decirte que te extraño, que vengas, que pases adelante y que no importa que entres con las patas sucias, o que me vale que tengas dos días sin bañarte.

En qué idioma tengo que hablar para que comprendas que me hace falta tu cuerpo, tu sudor y hasta ese sonido raro que haces al dormir.

Y es que hay cosas que se extrañan por necesidad y otras que se extrañan por obligación. Pero yo a vos te extraño por ambas.

Desde que te fuiste la casa quedó vacía, vacía porque yo me fui contigo y cuando decidí regresar ya no quedaba nada, ni una sola de las flores de ese jardín de mar, ni siquiera ropa sucia que lavar o algo arrugado para pasarle la plancha.

Todo se había ido contigo, como yo, solo que fui la única que decidió volver y enfrentar la dura realidad de tu ausencia… y la de la ausencia de todo.

Hoy, mucho después del ocaso, no sé porque me puse a pensar en vos. Creo que es porque últimamente las noches y los días pasan y yo sigo guardándomelo todo, como antes, incumpliendo mi promesa de no posponer.

Acaso vale de algo que diga lo que pienso, lo que siento?... eso cambiaría las cosas?, o es solo una broma como todo en torno a nosotros?

Si tuviera la oportunidad (y el dinero, claro está), me iría lejos. Lejos de todo, de todos y hasta de vos… vos que siempre estás lejos, vos que no sos vos sino otro… Porque las gentes no son iguales ni mucho menos las mismas luego de las 11:40 de la noche.

La gastritis me impide un bar y la gripe ir al encuentro del anochecer en medio de trova y humo de cigarro de la mesa de al lado… el humo es, más bien, quizá es por el asma.

Y sí, de vez en cuando hay que sacudirlo todo y ponerse a pensar en lo que es. Presente simple. Hoy es.

Y hoy eso no es nada… te morirías de los celos y de la angustia si entraras a mi cabeza ahora mismo.

Pero déjalo… que la verdad, son cosas de viejos, de convencionalismos y de una que otra noche a solas con un libro de un escritor llamado Brian L. Weiss que asegura haber curado, a través de la hipnosis regresiva, a una chica que jura ha vivido, creo, unas 86 u 87 vidas pasadas.

domingo, 30 de mayo de 2010

Sin palabras al amar


Lo he dicho antes y ahora lo repito: enamorado jamás conseguirás buenos escritos.
La falta de soledad impide que uno sea lúcido.


Y es que al estar enamorado uno jamás se encuentra solo sino que anda, más bien, acompañado en el pensamiento. (De ahí la incapacidad mental y la negación a pensar).

Además el amor causa gastritis, colitis, dolor de cuerpo, de cintura y diarrea y, a menos que a uno le guste ser visceral al escribir, no sirve de mucho.

En resumen, amar siendo escritor es más pérdida que ganancia.

Reencarnación

En vez de preguntarnos si existe la vida después de la vida deberíamos, más bien, cuestionarnos si hay vida durante la vida misma. O si, al posponer, morimos dejando la vida para después.

Después morimos.

Hablar


Esta maraña de palabras y de sueños me quema y me carcome las vísceras cuando no les saco a caminar por las calles de la vida. Quedarme callada es una decisión auto flageladora si se trata de mí.

Cuando me callo es como si bombas de hiel estallaran al unísono de esa decisión. Hablar es contrarrestar la hiel, abrir un agujero en la boca del estómago para que mis palabras afloren, para que dejen de quemarme por dentro.

Tetris


Caminar por la Avenida Central es como jugar tetris con uno mismo

martes, 25 de mayo de 2010

Sola


Nunca estoy tan sola como cuando me rodeo de personas que, lejos de ser ellos mismos, abandonan sus cuerpecillos al ritmo de diabólicas sonatas computadas.

Estos seres, en vez de conectarse con el mundo, o consigo mismos, se lanzan a los vacíos predios del NO SER, inconscientes de su ausencia.

Cuando se va la luz

Cuando se va la luz uno lo nota. Sea de día o sea de noche, uno lo nota. Se siente entonces una paz profunda al respirar; casi se logra levitar cuando se va la luz.

El silencio absorbe todo. Todo menos el trino de dos o tres pajarillos en árboles cercanos.

Cuando se va la luz la ciudad se sienta a descansar, pide un vaso con agua y mira la vida pasar, o detenerse, igual que ella.

Cuando se va la luz todo es virgen y uno anhela besos ausentes de esos que no se dan en los labios.

Cuando se va la luz todo se para excepto los autos. Así debe ser: algo debe mantener la conciencia de que aún existe. Porque cuando se va la luz nada existe; lo efímero de la vida cobra sentido en cada kilovatio de ausencia lumínica.

Cuando se va la luz me siento a la ventana a conversar conmigo, a esperar que ella regrese pero disfrutando su ausencia.

Cuando se va la luz todo es puro, cuando se va la luz trato de sentirlo todo y lo logro.

No existe un momento más auténtico que éste cuando, a falta de luz, yo soy el mundo.

miércoles, 28 de abril de 2010

Ojos Verdes (Autor A.L)


Hoy recibí este regalo que me hizo muy feliz. Gracias A.L


Podría hablar de sus ojos verdes,
pero no puedo si no pensar en su mirada;
mirada ajena al mundo,
mientras conquista, brava, al ensueño.

Podría hablar de su sonrisa,
entonces mi mente se desvía a pensar en su risa;
risa de niña que despierta
con taquicardia a mi niño interno.

Podría hablar de su silueta,
en cambio prefiero hablar de ella;
ella celeste que contrasta e
n el lienzo saturado de marrón.

Podría hablar de sus ojos verdes,
pero no puedo si no pensar en su mirada.


PD: también me acorde que odiás a los gatos porque sos gata...

viernes, 23 de abril de 2010

La memoria de los peces


Justo leí acerca de la memoria de los peces.


Se cree que los peces poseen una memoria a largo plazo tan corta que les permite no aburrirse viviendo en peceras.


Los peces no pueden recordar cosas que pasaron hace mucho tiempo y, por ende, todo se les hace nuevo.


Me da la impresión de que la vida es un museo de recuerdos y creo que a veces, como diría Juan Luis Guerra, “quisiera ser un pez” y dejar de recordar.


Sin embargo, pienso que los recuerdos son males necesarios para la vida y que, a decir verdad, no todo son malos recuerdos. Por ende, no valdría la pena olvidarlo todo.


Como permitirse olvidar una puesta de sol desde un rascacielos en México?, o un amanecer en Buenos Aires?, o el día que nació mi hermana menor: la tarde mas hermosa de mi vida.


Recordar es amar en cierto modo, amar el tiempo pasado, el tiempo vivido.


Y así darse cuenta, el próximo jueves, que todo hubiese sido distinto de no haber visto juntos aquella luna llena del primer día de enero, abrazados y casi desnudos bajo la lluvia que caía en aquel puerto de mar. Ambos rodeados de tantos y tantos peces que ya lo olvidaron.

¿Te ha pasado?


¿Te ha pasado que estás en el lugar indicado, con la persona indicada, en el momento preciso y con esa canción sonando de fondo?

¿Te ha pasado sentir miedo?

¿Te ha pasado que abiertos los labios, los brazos y el alma te encuentras preguntándote a ti mismo si debes o no ceder?

¿Te ha pasado no saber qué hacer?

¿Te ha pasado que aspiras su aroma y te haces el duro y buscas esconderte para no sucumbir?

¿Te ha pasado mentirte a ti ?

¿Te ha pasado que en cada sonrisa y en cada mirada encuentras palabras?

¿Te ha pasado que al irse todo se esfuma menos su presencia?

¿Te ha pasado que levantas muros y abres puertas (que es casi lo mismo que cerrarlas), le bajas a la música y pides disculpas?

¿Te ha pasado que escribes, que cantas?

¿Te ha pasado que estás en el lugar indicado, con la persona indicada, en el momento preciso y te levantas y te vas?

¿Te ha pasado?

A mi me pasó ayer, y hoy, y aquel día junto al árbol de aguacate, y cada vez que enciendo la radio, y cada vez que pasó junto a tus plantas de café.