sábado, 12 de junio de 2010

Circo melancólico y el libro de un psiquiatra


Y al final de la tarde uno siempre queda solo porque así tiene que ser.

Los corazones se van a la cama mientras uno lee un libro y no se da cuenta de que, por más que intente ser otro, siempre será solo uno.

Y cada uno de los rostros en la mente deja de ser, porque… digo, somos uno, ni modo que nos partiéramos como un mago a su ayudante.

Te lo advierto, este circo es así de melancólico. Pero tiene su tizne de benevolencia cuando le place: ríe, canta, llora, grita y hasta patalea si le hacen cosquillas. Yo que vos intentaba hacerle el amor.

Eso sí, hay que quitarse los zapatos antes de entrar, no vaya a ser que ensucies lo que ya había limpiado.

Al fin y al cabo, quien más que yo para decirte que te extraño, que vengas, que pases adelante y que no importa que entres con las patas sucias, o que me vale que tengas dos días sin bañarte.

En qué idioma tengo que hablar para que comprendas que me hace falta tu cuerpo, tu sudor y hasta ese sonido raro que haces al dormir.

Y es que hay cosas que se extrañan por necesidad y otras que se extrañan por obligación. Pero yo a vos te extraño por ambas.

Desde que te fuiste la casa quedó vacía, vacía porque yo me fui contigo y cuando decidí regresar ya no quedaba nada, ni una sola de las flores de ese jardín de mar, ni siquiera ropa sucia que lavar o algo arrugado para pasarle la plancha.

Todo se había ido contigo, como yo, solo que fui la única que decidió volver y enfrentar la dura realidad de tu ausencia… y la de la ausencia de todo.

Hoy, mucho después del ocaso, no sé porque me puse a pensar en vos. Creo que es porque últimamente las noches y los días pasan y yo sigo guardándomelo todo, como antes, incumpliendo mi promesa de no posponer.

Acaso vale de algo que diga lo que pienso, lo que siento?... eso cambiaría las cosas?, o es solo una broma como todo en torno a nosotros?

Si tuviera la oportunidad (y el dinero, claro está), me iría lejos. Lejos de todo, de todos y hasta de vos… vos que siempre estás lejos, vos que no sos vos sino otro… Porque las gentes no son iguales ni mucho menos las mismas luego de las 11:40 de la noche.

La gastritis me impide un bar y la gripe ir al encuentro del anochecer en medio de trova y humo de cigarro de la mesa de al lado… el humo es, más bien, quizá es por el asma.

Y sí, de vez en cuando hay que sacudirlo todo y ponerse a pensar en lo que es. Presente simple. Hoy es.

Y hoy eso no es nada… te morirías de los celos y de la angustia si entraras a mi cabeza ahora mismo.

Pero déjalo… que la verdad, son cosas de viejos, de convencionalismos y de una que otra noche a solas con un libro de un escritor llamado Brian L. Weiss que asegura haber curado, a través de la hipnosis regresiva, a una chica que jura ha vivido, creo, unas 86 u 87 vidas pasadas.