Él insiste en que lo conozco, pero yo lo no recuerdo.
Sin embargo su mirada me parece familiar: una mirada vacía, como la de esas personas que nunca pudieron librarse de "los otros" para ser ellos mismos.
Me mira con sus ojos miel, penetrantes, que suplican lo recuerde pero, por más que quiera, no puedo recordarlo.
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