Soy la hija e´ mi mama: una víctima de mí misma y de las palabras; obligada a escribir como método de supervivencia. Las palabras me carcomen las vísceras, son como un cáncer. Escribir es contrarrestar la hiel, es abrir un agujero en la boca del estómago para que las palabras afloren, para que dejen de quemarme por dentro.
lunes, 5 de octubre de 2009
Miedo
Miedo...
El miedo es la madre de todos los vicios y, por ende, el vicio por excelencia.
Miedo de no poder visualizar la noticia o, peor aun, el enfoque.
Miedo a tomar un papel y un lápiz y tan solo dejarse guiar por el instinto. Identificar cada una de las cosas de la vida cotidiana que le revuelven a uno las tripas y plasmarlas en el papel a forma de denuncia. Esto en el mejor de los casos.
Peor es el miedo al miedo mismo. Verse petrificado ante el simple hecho de sentir miedo.
Miedo a ser una estadística más en las listas de desempleo, miedo a ser una figura en vez de un informante, miedo a ser modelo y no un modelo.
Perfección? No me lo prometo. Seria ilusorio creer que yo, la más imperfecta del mundo, pretenda venir a descubrir hoy, en pleno siglo XXI, el agua tibia. A lo más, prometo ser colindante a ese tan subjetivo vocablo mal llamado objetivismo.
De ahí en adelante todo es historia.
Manos a la obra.
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